jueves, 13 de septiembre de 2007

GALLIANO, ese hombre.

Galliano, diez años revolucionando la moda en la Maison Dior. El caballero con un afán de protagonismo insuperable, el egocéntrico modisto capaz de lo mejor y lo peor en un mismo desfile. Sólo él propone esas mamarrachas, esas mujeres de vuelta de todo a las cuales les da lo mismo ocho que ochenta. No les importa combinar un mantón de Manila con unas botas de motorista; se atreven con una falda de tul y una chaqueta de plumas, o incluso con un body de látex. Pero es que el propio Galliano se moja, sin ir más lejos sus propuestas en la pasarela son un reflejo de lo que le apetece esa temporada, él mismo es una parte más del desfile. Histriónico, ególatra, adorado, excéntrico, irreverente y totalmente libre, así es John Galliano. A continuación una selección de sus salidas en su propia firma, Dior y Dior HC. Tanto derroche de imaginación merece ser catalogado...
En el verano de 2000 las rastafaris logoadictas invadieron la pasarela de Dior, Galliano rindió culto con este desfile a las estrellas del rap americano que sucumben temporada tras temporada a las sentencias de las casas europeas. Lauryn Hill, Eve, Mary J. Blige y compañía probablemente se verían reflejadas en el desfile. Para su propia firma John desarrolló un cajón de sastre en el que las colegialas futuristas se daban de la mano con heroínas del cómic gótico.


Invierno 2000, un Galliano más comedido sale a escena con el pelo planchado y coloreado de castaño rojizo. Aún falta un poco para el carnaval al que nos tiene acostumbrados en sus saludos finales.



En el verano de 2001 la deconstrucción campa a sus anchas por la pasarela, divas punk, ropa hecha jirones, retales de diferentes estampados y un cierto aire a desastre nuclear en el que las supervivientes son las más elegantes.


Invierno 2001, mezcla de tejidos sin pies ni cabeza para su desfile. Pandilleras ochenteras, quinquis variadas y malotas para Dior. La locura en Dior HC, Tibet, Mongolia e India se pasean por la pasarela, aunque sin duda nadie se espera los seis pases del final: Barbies bronceadas vestidas como carrozas de carnaval, abrigos plastificados con estampados barrocos, papeleras a modo de sombrero y extravagancia a raudales.


En el verano 2002 la India bajo la mirada personal de Galliano es la mayor inspiración para Dior. En su propia firma sigue con el estilo que le caracterizó durante cuatro temporadas y en la HC las muñecas rusas y el circo más intrigante dan pie a un Galliano con pantalón torero y mirada lasciva.


Durante varias temporadas las tierrras lejanas de Mongolia y extremo oriente influenciaron a Galliano para sus desfiles. En este invierno 2002 las chicas sucumben ante una invasión folk en la que caben desde plumas y borrego hasta borlas al estilo peruano. Especialmente acertado fue el desfile de Haute Couture en el que con una línea más depurada las modelos llevaban trajes menos laboriosos acompañados de impresionantes plataformas de cuña.


Mujeres envueltas en polvo de colores, verdaderos monstruos de caras pintadas y cintas de adorno navideño a modo de collar, un Galliano metido en el ambiente y espolvoreado con azafrán y púrpura. La versión cabaretera del anterior desfile de HC en el pret a porter de este verano 2003, purpurina y papelillos dorados que celebran su egocentrismo ante el que sucumbe el mundo de la moda. Ya en la Costura las geishas japonesas con kilos y kilos de tela se balancean por la pasarela sin apenas poder mantener el equilibrio.



Invierno 2003. Mujeres fatales en su firma, damas de los cuarenta con exagerados maquillajes a modo de máscara. Más Japón en Dior pret a porter, mezclado con látex y pieles teñidas que dan a las modelos un aspecto amenazante. En la Alta Costura el tema principal es el baile en sus distintas manifestaciones, tango, fox trot, reggae y cómo no, flamencas chulescas con cerilla en la boca e inmensas batas de cola. Especialmente duro fue este desfile de HC al haber muerto el padre de John unos días antes de presentarlo.


La Belle Epoque se pasea por la pasarela de John. Crinolinas cortadas a modo de mini, volantes, toille de juy, botines de satén y sombreros de paja enarbolando impresionante pelucas. Es el verano 2004, el espíritu de Marlene Dietrich revolotea en el pret a porter representado en golfas portuarias, seductoras mujeres con bodys a modo de tatuaje y fatales labios negros. Es en la Alta Costura donde el prodigio adquiere dimensiones categóricas. La mezcla perfecta entre el verdadero glamour de las divas del Hollywood clásico con los faraones del antiguo Egipto.



Invierno 2004. La locura hecha desfile, imponentes mujeres de las culturas orientales, todo vale, botes de Coca Cola a modo de tocado, enormes ponchos de lana, toneladas de ropa. En el pret a porter la cosa se desmadra, enormes cuellos a lo Poiret mezclados con el look rockero de los cincuenta, suficiente para que Galliano reciba un toque de atención por parte de Monsieur Arnault advirtiéndole de su gusto excesivo por lo imposible. Princesas medievales en la Alta Costura, pieles de armiño, coronas doradas y bustiers exagerados.




En la propuesta para el verano 2005 los estilismos se relajan, en su propia firma una sucesión de trajes mezclados pero más comerciales, para el pret a porter de Dior una insustancial colección debida a llamada al orden de la temporada anterior. Una Costura donde Eddie Sedwick, las musas de Vermeer y el estilo imperio de Josefina Bonaparte son las pautas a seguir por un Galliano saludando cual Napoleón.


Invierno 2005, las divas del Hollywood de los años veinte toman la pasarela parisina. Muy especial fue el desfile de Haute Couture en el que se celebraban los cien años del nacimiento de Christian Dior. Vestimentas eduardianas, patrones a medio hacer en pata de gallo, bailarinas peruanas con faldas a lo New Look, bustiers desnudos con encaje negro a modo de tatuaje, debutantes, grandes actrices interpretadas por no menos grandes tops y arcángeles de la escuela de Cuzco. El barroco sudamericano.



En el desfile de Galliano verano 2006 para su firma los eternos desgraciados caminan por la pasarela con la dignidad adquirida gracias al loco diseñador. Enanos, gemelas, enormes negros, gordas imponentes, marineros tatuados e inspiración argentina y española en mantillas, peinetas y aires de femme fatale. En el pret a porter la desGallianización de la firma sigue su curso, desfiles correctos pero nada más. Alta Costura, cabezas decapitadas, sangre, Inquisición y Revolución Francesa son los motivos. Nobles damas directas a la muerte y vengativos espectros manchados en sangre.


Invierno 2006. Vagabundas estadounidenses con un toque rockero y siniestro. Una copia de la anterior Costura suavizada en el pret a porter y por último la salvación de su talento . Caballeros medievales, arbustos vivientes, Schiaparelli versus Dalí, Siouxsie and the Banshees y caballos de ajedrez... nada coordina pero todo resulta magnífico para un alucinado Galliano disfrazado de astronauta a la conquista de la moda.



En el verano 2007 Juana de Arco es la fuente de inspiración para la línea de Dior. Enigmáticas mujeres pasean por la pasarela mientras en la HC Japón vuelve a imponerse como la perfecta tendencia; geishas, kabuki, origami, abanicos y una atmósfera exquisita y delicada en la que John es el Pinkerton de Madama Butterfly.


Es el la última temporada de Galliano hasta la fecha, invierno 2007. En su marca la bohemia de los años veinte parisinos y de la artista Kiki de Montparnase son la pauta a seguir. Enigmáticas cortesanas con mil y una combinaciones, tétricas muñecas y animales disecados en la pasarela. En esta ocasión John prefiere un atuendo de jardinero para despedirse del público. La línea pret a porter lleva de nuevo los aires de Hollywood a la Maison, grandes actrices bajan con elegancia la pasarela, abrigos Poiret, sombreros imposibles y una sobredosis de pieles teñidas que vuelven a hacer grande a la firma. Pero en esta ocasión la reina es la Costura. Es el 60 aniversario de la creación de la casa y no escatima en gastos. El desfile tiene lugar en Versalles, un marco único y privilegiado en el que en una laberíntica pasarela las modelos desfilan e interpretan. Un inspiración: la pintura y los grandes maestros. Un desfile irreverente e inspirado en el que Zurbarán , Matisse, Goya, Velázquez, Picasso , René Gruau y Jean Cocteau visten a las mujeres. Galliano sale a saludar vestido de torero en un interminable paseo de más de cinco minutos de ovación. ¿Que nos deparará para la próxima temporada?








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