El desfile más esperado de New York ya está aquí. Marc Jacobs sorprende con un cambio de registro radical, pasamos de la elegancia literal de los años setenta a un universo fantástico en el que las fuentes de inspiración son diversas. En el desfile presentado en septiembre del año pasado para este verano que ya termina no fueron pocos los que vieron de forma clara la propuesta claramente inspirada en Chanel. Anécdota, pensaría muchos, casualidad, dirían otros. ¿Seguro? Si una cosa es segura es que Mar Jacobs se reafirma otro verano en presentar un desfile con clara inspiración europea y por qué no decirlo, mirando a Chanel. No sería ninguna sorpresa que Jacobs fuera el elegido como diseñador de la casa francesa llegado el momento (que llegará) en el que Karl Lagerfeld se retire. En el show se han visto prendas clásicas del armario de la mujer madura reinterpretadas desde la desestructuración, collares dorados, lazos en la cabeza, dos piezas en tejidos clásicos, guantes conjuntados y faldas por la rodilla, todo esto con un aire al estilo marujil que más de una vez ha tratado Jean Paul Gaultier o Christian Lacroix en sus comienzos.
Tambien hemos visto trajes de fantasía, más propios de un diseñador europeo y con paralelismo evidente con el trabajo de otros diseñadores contemporáneos a Jacobs como el inglés Alexander McQueen o los holandeses Viktor y Rolf. Vestidos estampados de flores con efectos ópticos y trampantojos, aberturas en la falda que se abren hasta más arriba de la cintura, veladuras negras, faldas que por delante lo son y por detrás no existen. Un juego divertido que se desarrolla también en el calzado y cuya máxima inspiradora fue la modista Elsa Schiaparelli. A fin de cuentas esto es el surrealismo y no otras cosas.
Llega un momento de la colección donde claramente se puede ver el acercamiento a Chanel que intenta Jacobs, en estos cuatro pases no es difícil darse cuenta de que prodían ser un sobrante de cualquier desfile de Haute Couture del kaiser. Chalecos largos a modo de abrigo, encaje, capas, gasas transparentes y ribetes... la evidencia es total y ya van dos veranos.

Incluso en estos cuatro modelos de abajo se ve el guiño a la casa francesa por parte de Marc, el vestido con flores en relieve que lleva la modelo negra Chanel Imán podría ser una aproximación al tratamiento de la camelia (icono de la Maison Chanel). Incluso el tercer vestido lleva un tono rosado utilizado por Lagerfeld en más de una ocasión. Muy logrado es el efecto del último vestido, un largo por debajo de la rodilla realizado en pailettes granates con una caída delarentera muy favorecedora.
El desfile cuenta con una inspiración libre, múltiples temas lo envuelven, la vestimenta propia de las mujeres de edades en torno a los cincuenta años, Chanel, la fantasía de los vestidos de fiesta más propios de otros diseñadores que de Jacobs, el surrealismo y los trampantojo propios de Schiaparelli, la irreverencia de los tocados en forma de pequeñas manzanas o de tejas con estampado de caras...

Jacobs hace un guiño a su amiga Winona Ryder, dentro de uno de los bolsos del desfile (muy al estilo de la clase media inglesa de los años setenta) se puede observar el número de agosto de Vogue USA, con portada de Winona vestida por Marc Jacobs. Irreverente y muy sugestiva resulta tambien el tocado con la cara estampada al estilo de los actores de los cincuenta. Probablemente hubiera resultado maravillosa para la difunta Isabella Blow.
Una de las partes más importantes de la propuesta para el verano que viene han sido los zapatos, con una ingeniería capaz de dejar el tacón vuelto del revés de la forma más surrealista posible.

Esta idea del trampantojo tambien se observa en otra serie de zapatos con corte diferente, en esta ocasiónel talón se acorta para crear el efecto óptico de un pie más pequeño. En otro modelo se puede ver como la suela crea la ilusión de ser el lado del zapato, como si la modelo andara con el pie fuera del zapato.

Realmente no es un desfile excelente ni redondo como ha ocurrido en otras ocasiones con la firma. Sin embargo esta poblado de pequeños guiños y detalles que hacen de él una propuesta para mirar más detalladamente y con más tiempo. Probablemente lo más importante es la idea ya expresada con anterioridad, si Marc no quiere ser el sucesor de Karl Lagerfeld desde luego no lo parece...
Tambien hemos visto trajes de fantasía, más propios de un diseñador europeo y con paralelismo evidente con el trabajo de otros diseñadores contemporáneos a Jacobs como el inglés Alexander McQueen o los holandeses Viktor y Rolf. Vestidos estampados de flores con efectos ópticos y trampantojos, aberturas en la falda que se abren hasta más arriba de la cintura, veladuras negras, faldas que por delante lo son y por detrás no existen. Un juego divertido que se desarrolla también en el calzado y cuya máxima inspiradora fue la modista Elsa Schiaparelli. A fin de cuentas esto es el surrealismo y no otras cosas.
Llega un momento de la colección donde claramente se puede ver el acercamiento a Chanel que intenta Jacobs, en estos cuatro pases no es difícil darse cuenta de que prodían ser un sobrante de cualquier desfile de Haute Couture del kaiser. Chalecos largos a modo de abrigo, encaje, capas, gasas transparentes y ribetes... la evidencia es total y ya van dos veranos.
Incluso en estos cuatro modelos de abajo se ve el guiño a la casa francesa por parte de Marc, el vestido con flores en relieve que lleva la modelo negra Chanel Imán podría ser una aproximación al tratamiento de la camelia (icono de la Maison Chanel). Incluso el tercer vestido lleva un tono rosado utilizado por Lagerfeld en más de una ocasión. Muy logrado es el efecto del último vestido, un largo por debajo de la rodilla realizado en pailettes granates con una caída delarentera muy favorecedora.
El desfile cuenta con una inspiración libre, múltiples temas lo envuelven, la vestimenta propia de las mujeres de edades en torno a los cincuenta años, Chanel, la fantasía de los vestidos de fiesta más propios de otros diseñadores que de Jacobs, el surrealismo y los trampantojo propios de Schiaparelli, la irreverencia de los tocados en forma de pequeñas manzanas o de tejas con estampado de caras...
Jacobs hace un guiño a su amiga Winona Ryder, dentro de uno de los bolsos del desfile (muy al estilo de la clase media inglesa de los años setenta) se puede observar el número de agosto de Vogue USA, con portada de Winona vestida por Marc Jacobs. Irreverente y muy sugestiva resulta tambien el tocado con la cara estampada al estilo de los actores de los cincuenta. Probablemente hubiera resultado maravillosa para la difunta Isabella Blow.
Una de las partes más importantes de la propuesta para el verano que viene han sido los zapatos, con una ingeniería capaz de dejar el tacón vuelto del revés de la forma más surrealista posible.
Esta idea del trampantojo tambien se observa en otra serie de zapatos con corte diferente, en esta ocasiónel talón se acorta para crear el efecto óptico de un pie más pequeño. En otro modelo se puede ver como la suela crea la ilusión de ser el lado del zapato, como si la modelo andara con el pie fuera del zapato.

Realmente no es un desfile excelente ni redondo como ha ocurrido en otras ocasiones con la firma. Sin embargo esta poblado de pequeños guiños y detalles que hacen de él una propuesta para mirar más detalladamente y con más tiempo. Probablemente lo más importante es la idea ya expresada con anterioridad, si Marc no quiere ser el sucesor de Karl Lagerfeld desde luego no lo parece...
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